Altas ratios de atención al alumnado y de temporalidad y excesiva burocratización son algunos de los problemas con los que se enfrentan los profesionales de orientación educativa y que se unen a otras dificultades como el aumento del alumnado con necesidades educativas especiales y la falta de recursos para atender las altas capacidades. Para UGT Servicios públicos la solución pasa por la negociación “inmediata” de la cuarta orden de inclusión; “es el único instrumento que nos permite la reorganización de los recursos humanos y materiales” para atender las necesidades actuales del alumnado y la comunidad educativa en Aragón ha señalado Medea Gracia, secretaria de Educación de UGT Servicios Públicos en la presentación del informe “El colapso de la Orientación de Educativa en Aragón”.

El informe recoge que la ratio orientador/alumnado en los centros educativos públicos de secundaria en Aragón es de 338,43, superando con creces la recomendada por la UNESCO que la sitúa en los 250. En los Centros públicos integrados (CPI) de infantil, primaria y secundaria se dispara hasta 646,88 y tampoco mejora en la enseñanza concertada - 811 -, que tiene como peculiaridad que a cada ciclo educativo solo le corresponde 10 horas lectivas a la semana. 

La responsable de educación ha explicado que en los centros de educación primaria no existe la figura profesional del orientador, a pesar de la importancia en estas edades tempranas “prevenir y anticipar” desajustes en el proceso educativo. Esta labor la desempeñan equipos de orientación externos, que dan asistencia integrada a los centros y que la mayoría de los casos se encuentran “saturados” por la caga burocrática y la elaboración de informes.

En esta etapa educativa solo los CPI disponen de orientador, pero en la mayoría de los casos y el volumen de alumnos solo la pueden realizar en el cambio de etapa. Por su parte, ha señalado que en la educación secundaria cobra especial protagonismo la orientación educativa y profesional de alumnado, sin embargo el problema se repite y en ciudades como Zaragoza la ratio se dispara, y más en algunos centros. "Muchas veces un solo orientador no puede llegar a todas las necesidades  del alumnado" ha lamentado Carolina Gállego, orientadora educativa. 

Otro problema añadido para la adecuada atención del alumnado y las familias, para el diagnóstico y seguimiento de los casos es la elevada temporalidad de estos profesionales; en el curso 2023-2024 alcanza casi el 50% en los centros públicos y el de los equipos de orientación es de un 35% y dentro de estos equipos, tampoco el Profesorado de Servicios a la Comunidad (PSC) está reconocido como vacante dotada en los centros y trabaja directamente con las familias y otras administraciones.  También prima la contratación temporal en las auxiliares de educación especial, cuya necesidad la determinan los equipos de orientación en los informes, produciéndose también un desajuste en la atención de los menores, y especialmente en medio rural.

Por otro lado, aunque cualquier alumno es susceptible de ser atendido por estos profesionales, la mayor carga de trabajo la representa quien son valorados con necesidades educativas especiales, un tipo de alumnado que en lo último tiempos se ha visto incrementado. También el de altas capacidades, que está infradiagnosticado ante la escasez de recursos de los que disponen los orientadores.

Por todo ello, además de la urgente negociación de la IV orden de inclusión, el sindicato demanda entre otras medidas establecer una ratio de profesional de orientación/alumnado no superior a la de la UNESCO (250) y solicitar la creación de esta figura en cada colegio de infantil y primaria. Para reducir la temporalidad, propone una adecuada oferta de empleo público y dotar de una plantilla estable de profesores técnicos de servicios a la comunidad y de auxiliares de educación,  al mismo tiempo que se mejoran sus condiciones laborales- a veces en inferioridad al resto de profesorado- y disponer de más herramientas  para desarrollar sus tareas. 

Medea Gracia también ha apostado por un modelo más ambicioso de orientación, que sirva también de "pilar" para la elección profesional de la juventud aragonesa y que sea negociado con los agentes sociales.